Nimio de Anquín
Se ha realizado recientemente una importante Congreso de Filosofía en Lima, Perú, en el que participaron expresiones del pensamiento de los más diversos países del mundo, que dieron a la asamblea matices en sumo grado interesantes.
Especialmente designado por el Rector de la Universidad, estuvo allí el profesor de la Facultad de Filosofía y Humanidades de Córdoba, doctor Nimio de Anquín. Destacada personalidad del ambiente y de definidos principios y muy sólida formación, bien conocida como para abundar en la manifestación de sus conocimientos, es una autoridad cuya competencia no se discute, para opinar acerca del certamen. Y es así como, a poco de su regreso, se prestó amable al requerimiento, poniendo de relieve la gentileza de los dueños de casa para agasajar a los huéspedes, por lo que estos volvieron agradecidos a sus respectivas patrias.
Entrando en materia del Congreso, visto con criterio técnico y científico amplio, el doctor De Anquín nos dice:
— Como suele ocurrir siempre, en esta clase de asambleas, los trabajos que se presentaron fueron de un valor muy desigual, pero en general puedo decir que hubo una cierta proporción de buenos y algunos muy buenos. Cabría agregar que nuestra América padece de frondosidad y de rigurosa formación humanística, tanto que, sobre esta privación y estimulados por ella, florecen tres tipos de pensamiento: la axiología o filosofía de los valores, el historicismo y el existencialismo, personificados en Nicolai Hartmann y Max Scheler, Hegel y Dilthey, y Heidegger y Sartre. Fueron estos seis filósofos europeos algo así como los “númenes tutelares” del Congreso, que consideró como tema general: “La idea del hombre en la filosofía actual”.
Gabriel Marcel
Hablando ya de la participación, el doctor De Anquín agrega:
— Estuvo allí, entre otros, Gabriel Marcel, quien personalmente dio prestigio a la asamblea. Puede expresarse de él que, con su manera de evadirse del existencialismo, sin dejar de saludarlo, matizó inteligentemente, a la manera francesa, la uniformidad de la rama americana de la escuela de Heidegger. Naturalmente que allí hubo también otras tendencias, como por ejemplo “la filosofía de la razón vital”, expuesta en toda su descarnada pobreza por don Julián Marías, quien repitió con fidelidad confesada a Ortega y Gasset: solo recogió sufragios por su presentación retórica, pues, en realidad, como filosofía es apenas filosofía de la percepción y su contexto, o sea de la percepción teratológicamente considerada. También apareció, aunque tímido, la “filosofía científica”, por boca de algún profesor del altiplano, y hasta el agustinismo, retórico y sentimental, pleno de implicaciones existencialistas, tuvo allí su representante.
Otras figuras
— El desempeño del delegado inglés, profesor Ayer, a pesar de las complacencias que con él tuvo la mesa directiva, estuvo lejos de convencerme. Debo poner de relieve la actuación del profesor García Baca, que se singulariza por su seriedad, al igual que García Maynez, de Méjico. De los alemanes se destacaron von Rintelen y Wenzl; de los españoles el P. Ceñal; Gabriel Marcel constituyó una buena pareja con Gastón Berger; de Chile fueron altos exponentes los jóvenes pensadores Roa y Vial, y de Méjico, además de García Maynez, mi amigo Osvaldo Robles, excelente tomista que tuvo la poca fortuna de enfermarse, por lo que apenas pudo actuar.
La delegación argentina y el representante cordobés
Llegamos a la actuación de la representación nacional:
— La delegación argentina fue numerosa, pero no participó en las discusiones.
Queremos conocer la labor del doctor De Anquín, que responde vivamente:
— Debo confesar que constituí una excepción, aunque yo en realidad asistí como representante de Córdoba, designado al margen de aquella. Actué, en consecuencia, solo, sin buscar ni hallar otra solidaridad que la que merecen la verdad y la franqueza. Participé de los debates en todas las sesiones, intervine en todas las secciones y he trabajado con entusiasmo, sin dejarme vencer por la fatiga. Por cierto que sostuve los principios de la filosofía del Doctor Común y de Aristóteles, sin haber sido desmentido ni una sola vez. Esta actividad mía pudo compensarme en cierto modo el que no pudiera leer totalmente mi ponencia: “Antropología de los tres hombres históricos”, debido a la exigüidad del tiempo.
Resultados del Congreso y conclusiones personales
Sobre el resultado general del Congreso, concluye el profesor De Anquín:
— Es menester decir que el Congreso estuvo bien organizado por parte del comité que presidiera don Francisco Miró Quesada, y en cuanto a su esencia, podría resumirla así: se busca una solución trascendental al problema del hombre, pues ya no satisfacen las dadas por las filosofías en boga. Yo, personalmente, sostengo que la solución es este dilema: o el hombre cristiano o la Nada.
— ¿Y para Córdoba?
— Quiero exhortar a los jóvenes de nuestra incipiente Facultad a perseverar en el estudio del pensamiento tradicional sin eludir ninguna exigencia instrumental, sobre todo en el estudio directo de los textos, cuya posesión es una ventaja incontrastable.
La presencia de media docena de jóvenes decididos —termina— me llena de esperanza y entreveo la posibilidad de que Córdoba empuñe pronto el cetro de la filosofía de América. El actual Rector de la Universidad no es un filósofo, pero está lleno de deseos de colaborar en esta empresa que adivina.
* Publicado en el diario Los Principios, Córdoba, pág. 2, del 2 de agosto de 1951.